Tendencias en equidad
Los resultados de la prueba PISA muestran una ligera mejora en términos de equidad educacional durante la última década12. La prueba de PISA permite explorar la equidad en tres dimensiones: el desempeño de los estudiantes, la distribución de recursos entre escuelas y las oportunidades de aprendizaje. La variación (calculada como varianza total del puntaje en la Prueba de Lectura) del desempeño por estudiante entre los países de la OCDE muestra una ligera disminución (del orden de 3%) entre 2000 y 2009. La mayoría de los países que mejoraron su desempeño en la prueba PISA en ese periodo, incluidos algunos países latinoamericanos, también redujeron la dispersión de resultados. Al descomponer la variación de los resultados, el desempeño de la prueba PISA refleja tendencias sobre la equidad. A diferencia de la variación total, la variación entre escuelas ha permanecido constante entre 2000 y 2009, lo que sugiere una inclusión escolar estable a lo largo de la década. El estatus económico y sociocultural es un factor determinante en el acceso y desempeño escolar en todos los niveles educativos en América Latina y el Caribe. Existe una clara correlación en la región entre ciclos escolares terminados y el nivel educacional del hogar (expresado en años y logros educacionales de los padres): mientras solo 3,1% de los hijos de padres con primaria incompleta concluye estudios terciarios, este valor supera 70% en el caso de padres con enseñanza terciaria completa13.
No obstante los avances en términos de cobertura, los sistemas educativos en América Latina y el Caribe no han logrado consolidarse como un mecanismo que facilite la equidad social, como lo refleja la baja conclusión del ciclo secundario y terciario. Si bien entre 1990 y 2006 la cobertura del ciclo secundario aumentó significativamente en la región (de 27% a 51% de jóvenes de 20 a 24 años terminaron la enseñanza secundaria completa), desagregados por quintil de ingreso los datos son menos favorables: en el primer quintil (el de menor ingreso) la proporción de los que finalizaron este ciclo es algo más de la cuarta parte en relación al porcentaje del quintil más alto (véase el gráfico 4.3)14. Esta marcada heterogeneidad en la conclusión del ciclo escolar medio es todavía más acentuada en el nivel terciario. Entre los jóvenes de 25 a 29 años, solo el 8,7% logra concluir al menos cinco años de educación terciaria, con marcadas diferencias por quintil de ingreso (0,6% en el primer quintil en comparación con el 22% en el último quintil). Esto ilustra hasta qué punto el elevado costo de oportunidad de permanecer en el sistema educativo impide que los jóvenes de los quintiles de ingreso más bajos completen el ciclo de educación terciaria.
Gráfico 4.3
América Latina y el Caribe (18 países): jóvenes quecompletan la educación secundaria y post-secundaria, por quintilesde ingreso, 2008 o último año disponible

Las diferencias en la distribución del ingreso en América Latina y el Caribe se reflejan también en el desempeño escolar. Considerando los resultados de la prueba PISA de estudiantes secundarios distribuidos por cuartiles de índice de status socioeconómico y cultural, la mayor parte de los que están en el primer y segundo cuartil, alcanzan niveles de logros por debajo del nivel 2, lo que indica que no logran desarrollar las competencias básicas para desempeñarse en el área. Esto parece confirmar la importancia del estatus socioeconómico y cultural del hogar de origen para la generación de diferencias en el aprendizaje15.
Gráfico 4.4
América Latina y el Caribe (9 países) y promedio OCDE:distribución de los niveles de desempeño en la prueba PISA, segúnstatus socioeconómico y cultural de los hogares, 2009

En algunos países de la región (especialmente en Brasil, Chile y México) la transmisión de desigualdades socioeconómicas hacia desigualdades de desempeño ha venido cayendo en la última década. El Gráfico 4.5 refleja el cambio de la relación entre el indicador de estatus económico, social y cultural y el desempeño en lectura entre los años 2000 y 2009. Este resultado contrasta con el que logran los países de la OCDE, donde esa relación permanece constante.
Gráfico 4.5
Impacto del índice de estatus económico, social ycultural, entre 2000 y 2009

Box 4.3
El desafío de ampliar los programas de educación preescolar y extensión de la jornada escolar
Una estrategia a favor de la igualdad en materia educacional debiera incluir la ampliación de la cobertura de la educación preescolar y la introducción de la jornada escolar extendida en la educación pública. Por una parte, esto contribuye a nivelar las capacidades de aprendizaje al inicio de la trayectoria educativa —un factor determinante en los logros de niveles posteriores—a y a contrarrestar diferencias familiares, promoviendo la igualdad de oportunidades en el aprendizaje. El bajo desempeño de América Latina en la Prueba PISA pone de relieve la necesidad de mejorar las capacidades cognitivas desde edades tempranas. Por otra parte, la mayor cobertura preescolar y la extensión de la jornada escolar permiten que los adultos, sobre todo las mujeres, dediquen menos horas al cuidado de los hijos, facilitando un mayor acceso de estas al mercado laboral y una fuente de ingreso en los hogares (en especial de menores recursos).
En años recientes, las políticas de ampliación de los programas educacionales en América Latina han registrado avances importantes en materia preescolar (de 0 a 5 años) y —en menor medida— de extensión de la jornada. Sin embargo, en la mayoría de los países estos temas persisten pendientes. La cobertura preescolar representa dos tercios de la asistencia a la educación primaria en los países con mayor cobertura, salvo en el Uruguay, donde es de 74%, mientras que en los países restantes abarca entre una quinta parte y menos de la mitad de los niños que asisten a primariab.
En cuanto a la jornada extendida, en Chile, Colombia y Uruguay se han realizado esfuerzos ingentes al menos en la enseñanza primaria (también en secundaria en Chile). Sin embargo, la principal oferta de jornada extendida es privada y su cobertura depende de la capacidad de pago familiar: este es otro factor de reproducción de la desigualdad, puesto que los niños de medios sociales más desfavorecidos son quienes más necesitan programas de educación tempranaC.
a OCDE (2010b).
b OCDE (2010d)
c CEPA L/OIJ (2008).