Hacia una estrategia de formación de capital humano para las pymes: conclusiones y recomendaciones de política pública
Las pymes enfrentan en América Latina importantes retos relacionados con la baja dotación de capital humano y de competencias para el trabajo, que afecta a la productividad del sector. Los desafíos que tradicionalmente ha afrontado la región en materia de cobertura y calidad de la oferta educativa se unen a los que impone el proceso de globalización y cambio tecnológico, con nuevas demandas formativas a las que el sistema de educación y formación para el trabajo requiere responder. Es necesario proseguir los avances en el desarrollo de capacidades institucionales, así como en el diseño y aplicación de políticas para atender satisfactoriamente las diferentes demandas formativas de las pymes.
El fortalecimiento del marco institucional entre empresarios, trabajadores y formadores para avanzar en una definición conjunta de las cualificaciones que favorecen la articulación con las competencias del mundo del trabajo, el desarrollo de mecanismos para anticipar las demandas de competencias y la promoción de formación en las aulas y en el puesto de trabajo, son algunas de las políticas que pueden tener un impacto relevante.
A continuación se describen algunos de los ámbitos donde las políticas públicas en los países de la región pueden generar un impacto relevante.
1) Desarrollar la conexión entre el sistema educativo y el mercado laboral, entre la oferta de formación y las demandas del sector productivo. Es posible avanzar en diversas direcciones:
• Fortalecer el marco institucional para favorecer las instancias de diálogo entre empresarios, trabajadores y formadores, abriendo una comunicación más fluida, que permita comprender las características de la oferta y la demanda. Países como Finlandia, por ejemplo, tienen esquemas de diálogo social muy desarrollados e interesantes, que llevan a la definición conjunta de las cualificaciones y favorecen la articulación de las competencias con el mundo del trabajo.
• Desarrollar mecanismos de anticipación de las demandas de competencias por parte del mercado. Brasil, con el modelo de prospección del SENAI, constituye una buena referencia al respecto.
Otros ejemplos latinoamericanos que buscan reforzar el vínculo entre el sistema educativo y el sector productivo son la experiencia de México con CONOCER, mientras que a nivel sectorial existen los Consejos Sectoriales de Certificación promovidos por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Argentina, los Comités Técnicos Sectoriales del SENAI de Brasil y las Mesas Sectoriales del SENA de Colombia.
Además de la formación más tradicional, es importante incluir dentro del currículo formativo las llamadas “competencias blandas” y dar una mayor relevancia a competencias generales y transversales que sean aplicables a diferentes ámbitos de trabajo.
2) Promover itinerarios formativos que combinen la presencia en las aulas con la formación en el puesto de trabajo y acompañen a los trabajadores durante su vida adulta. El modelo dual de formación profesional en Alemania es quizá el ejemplo más representativo de esta estrategia, que combina la formación en empresas y en centros educativos, y tiene una alta tasa de participación de la fuerza de trabajo en este tipo de formación, además de contar con un reconocimiento social muy importante.
3) Reformar el currículo de la formación técnica y profesional para incluir “competencias blandas” y dar un mayor peso a competencias generales y transversales. Esto permite cubrir algunas de las principales deficiencias formativas que se identifican en la región y que demanda el sector productivo. Además, se favorece la capacidad de la fuerza de trabajo para adaptarse a exigencias profesionales cambiantes e incrementa la empleabilidad de la fuerza de trabajo en su vida adulta.
4) Avanzar en el establecimiento de marcos de referencia creíbles para definir adecuadamente las calificaciones y su relación con los diferentes niveles educativos, sean estos resultado de la educación formal, formación profesional, la experiencia práctica o una combinación de las anteriores. Un sistema de certificación permitiría validar la formación práctica, brindarle mayor reconocimiento y el debido prestigio social. Esto es especialmente relevante en América Latina, donde la población joven deserta a menudo del sistema educativo para trabajar y obtener ingresos, por lo que el reconocimiento de la formación que se obtiene a través de canales informales y en el puesto de trabajo es fundamental para sus posibilidades de éxito profesional futuro. Una experiencia interesante que podría adaptarse al entorno de cada país es el Marco Europeo de Cualificaciones para el aprendizaje permanente (EQF-MEC), que representa un esquema bastante avanzado para el reconocimiento, interpretación y conversión de cualificaciones entre países de la Unión Europea. Debe señalarse, sin embargo, que para ser eficaz este marco requiere de capacidades institucionales y cierto capital social, tanto dentro del gobierno como entre los actores privados y sociales involucrados.
Un desafío central de las pymes en América Latina es fortalecer la profesionalización de la gestión empresarial y de los cuadros directivos de estas empresas para percibir las necesidades de capacitación y poner en marcha las ventajas productivas de la formación de los trabajadores.
5) Fortalecer una articulación más amplia de la formación para el trabajo con el entorno social y territorial, además del productivo y tecnológico. Esto representa una forma clave de obtener sinergias, potenciar resultados y contribuir al desarrollo específico de ventajas comparativas. Además, supone una política educativa no centrada exclusivamente en la demanda, sino que represente también un instrumento para apoyar la generación de una oferta de capacitación de calidad y, por tanto, alineada y coordinada con la política industrial.
6) Impulsar la profesionalización de la gestión empresarial y de los cuadros directivos de las pequeñas empresas, lo que representa un desafío central, además de ser muy relevante para percibir de forma adecuada los problemas de cualificación existentes y contar con la capacidad de poner en marcha las ventajas productivas de la formación de que disponen los trabajadores. Asimismo, la adquisición continua por parte del empresario de conocimientos especializados relacionados con el área o sector específico donde actúa es importante para su capacidad de desarrollo. Un caso notable es el Servicio de Fortalecimiento a pymes del SENA de Colombia, que promueve iniciativas de formación para el mejoramiento de la gestión empresarial con énfasis en TIC, logística y gestión del talento humano.
7) Establecer o fortalecer la institucionalidad y los esquemas de incentivos para motivar que las pymes lleven a cabo acciones de formación interna del trabajador y participen en mayor medida en los programas de formación provistos de modo externo. La creación de redes de pymes para activar sinergias y aprovechar las economías de escala, los marcos de incentivos fiscales para la formación y el uso de las TIC para la formación son algunos de los ámbitos donde se pueden lograr más avances.
8) Mejorar la información y ampliar la base de evidencia empírica en materia de competencias para el trabajo, a fin de contar con un diagnóstico más preciso de los desafíos formativos de la región y de la adecuación entre sus sistemas educativos y las necesidades productivas. Esto favorece un diseño más eficiente, sustentado y focalizado de las políticas públicas puestas en vigor en este campo. Iniciativas como el PIAAC de la OCDE pueden representar una oportunidad para mejorar este diagnóstico y realizar comparaciones internacionales.
9) Establecer mecanismos y programas de evaluación que permitan valorar el impacto de las políticas aplicadas y el uso adecuado de los recursos invertidos. Esto servirá para orientar las políticas hacia el aseguramiento de la calidad, la garantía en el cumplimiento de los objetivos planteados y la mejora continua de su diseño y aplicación.
Es importante avanzar en el establecimiento de marcos de referencia creíbles que permitan definir adecuadamente las calificaciones y que favorezcan el reconocimiento de la formación práctica. Adicionalmente, el fortalecimiento de la institucionalidad y de los esquemas de incentivos para fomentar que las pymes promuevan acciones de formación interna y establezcan mecanismos de colaboración entre ellas constituyen políticas muy relevantes.